El técnico posa con su lugar favorito dentro del pabellón.
El técnico posa con su lugar favorito dentro del pabellón.
El técnico posa con su lugar favorito dentro del pabellón.
Pastor explica de dónde son los 15 balones que guarda en su casa.
En el centro de su equipo, al finalizar un entrenamiento.
Una vitrina guarda algunas de sus medallas.
 |  Cuatro Rayas Valladolid

Un día de partido con... Pastor

3 de Marzo de 2013
Imagen de sgarcia
Escrito por
Sara García

Cuando llego pronto a un partido de balonmano y veo a los jugadores calentando ya en la pista y al entrenador charlando con unos y con otros, me pregunto desde qué hora llevará allí, ¿habrá dormido siesta?, ¿comerá algo especial el día de partido? A éstas y otras preguntas ha contestado el técnico del Cuatro Rayas, Juan Carlos Pastor, que nos ha contado cuál es su rutina diaria y después de estar con él se puede resumir en dos palabras: normalidad y familia.

Los días de partido se concede una hora más y se levanta a las 8, ya que no tiene que llevar a sus hijas al colegio como el resto de la semana. Lo primero, mira internet, los periódicos en general, los deportivos y los del equipo rival, en particular. Desayuna fruta y una curiosidad: nunca toma café en casa. El primero del día lo toma en la cafetería Amanecer, en Parquesol, mientras lee la prensa. El mismo sitio donde se lo toma también antes de salir de viaje.

Después, baja hacia el pabellón y aquí se toma el segundo café en Papillón. Llega al entrenamiento a Huerta del Rey sobre las 10:30. Antes ha recibido por whatsapp -reconoce que no tiene tiempo para facebook ni twitter, "con whatsapp tengo suficiente, no tengo más horas al día"- el parte de los tocados. De 11 a 12 es el tiempo del entrenamiento. La rutina consiste en trotes, tirar lanzamientos y superioridades y "un juego en el que participo", dice. Al acabar, él con sus jugadores se reúnen en el centro, como lo que son, como un equipo, y la arenga es clara. Se oyen cosas como "podemos salir del descenso si somos un equipo como el del otro día" y por último, esa frase que engloba todo, ese grito de guerra: ¡PUCELA!

Comida


Después, a comer a casa. Su mujer asegura que no comen nada especial -"lo que toque ese día"- y que no duerme siesta -antes sí-. Sólo se concede un ratito en el sofá con su familia mientras ven un poco la televisión. A las 17 horas, toca ducha. "Siempre me afeito antes de un partido", asegura. En media hora se afeita, se ducha se viste y mira su hoja de preparación, una chuleta donde ha apuntado cómo espera que se desarrolle el partido. "Ahí recuerdas lo que tienes previsto hacer, es como un guión, la planificación", explica, que luego guardará junto a las del resto de la temporada en un cajón. Y después, en coche o en autobús al pabellón. "Hoy bajamos nosotras en coche, así que te toca ir en bus", le dije su mujer, que junto a sus hijas, van a todos los partidos. En el coche lleva "la radio que esté pueste, por ejemplo Cadena 100", aunque ahora también escucha sus clases de inglés - a diario tiene clase de 9 a 10- y también le gusta Alejandro Sanz.

Pero antes de entrar, se toma otro café en el Chronos. "Voy a mi banquillo, hablo con los jugadores, con el entrenador etc, así hasta 50 minutos antes que tenemos la charla en el vestuario, donde recordamos los movimientos, toda la información del rival y como final, motivación. Ya no vuelvo al vestuario hasta el descanso", confiesa como otro de sus rituales.

Tras el partido, siempre rueda de prensa y le pasan el vídeo que verá y montará al día siguiente. Se cambia de ropa y hacen los planes que hayan decidido, pero siempre se trata de quedar con la familia y/o amigos. "Salimos muy pocas veces y como mucho una copa y a casa". Si han perdido, reconoce que se le nota mala cara y pide no hablar del tema, pero asegura que ya se sabe controlar más. No trasnocha, "y como me dé el bajón de la tensión del partido, yo me voy a la cama y les dejo cenando en mi casa", dice. No le gusta salir el día antes de un encuentro, pero juega con la ventaja de que su hermano y su cuñada viven muy cerca así que no tiene problema en que "vengan a mi casa". Como muy tarde a las 12 de la noche se va a dormir porque "a las 6 o 7 de la mañana estoy despierto, y si hemos perdido, pues desde las 4 o las 5".

Despacho

El domingo posterior al partido vuelve a levantarse a las 8 de la mañana, se toma de nuevo un café en el bar, y mientras la familia duerme, empieza la grabación del vídeo. Las tecnologías han avanzado y ahora los prepara al ordenador en una hora y 45 minutos. Antes tardaba lo mismo más o menos, aunque con un vídeo y una televisión y después con un DVD grabador. Atrás quedaron las cajas de cintas de vídeo que guarda en el trastero, ahora es la época de los discos duros. Aún así, montones de carpetitas en su ordenador atesoran todas las jugadas minutadas de los partidos ya disputados esta temporada y pretemporada. Estos vídeos son los que ve con los jugadores 2 días a la semana (jueves y viernes para preparar un partido) y otro más de corrección el primer día que entrenen después del encuentro.

Desde una estantería alta de su despacho, 15 balones, testigos de grandes momentos, grandes partidos, grandes finales, le observan atentamente. Él dice de carrerilla de dónde procede cada uno e, imagino, a la vez, se le agolparán imágenes de los recuerdos. Siete son de su paso por la Selección: Mundial de Túnez, Europeo, Juegos del Mediterráneo, Alemania 2007, Noruega 2008, preolímpico y Pekín 2008. Otros cuatro son los títulos del Balonmano Valladolid: Copa Asobal, dos Copas del Rey y Recopa de Europa, además de la Superglobe y tres participaciones en Champions. Todos ellos flanqueados por dos mascotas.

En otro rincón del salón, a resguardo del polvo, una pequeña vitrina con sus más preciados tesoros: las medallas al mérito deportivo, el preolímpico, las finales alcanzadas con el Balonmano Valladolid, Copa EHF, City Cup, Supercopa y Recopa, oro en el Mundial de Túnez 2005 y oro en los Juegos del Mediterráneo, plata en el Europeo masculino de Suiza 2006 y el bronce de los Juegos Olímpicos en Pekín 2008. El resto de figuras, premios, galardones etc están en otra vitrina grande del salón entre muchas fotos enmarcadas, sobre todo de viajes y de sus hijas, y delfines, que le gustan a su mujer. Es ella quien se encarga de hacer tantas fotos, ordenarlas en álbumes y también vídeos caseros donde graban todos los acontecimientos de la familia.

La tarde del domingo, llega por fin el descanso.

Asegura que cuando entrenaban por las mañanas le cundía más el día porque tenía toda la tarde para montar los vídeos "y no me llamaban por teléfono a esas horas, ahora pierdes más el tiempo". Además, podía ver algún partido por televisión y ahora tiene que grabarlos. "Incluso salía a dar un paseo con mi mujer, a buscar a las niñas al entrenamiento, ahora llego a casa a las 9 de la noche, cena, televisión, y a las 12 a la cama", explica.

Los viernes, por ejemplo, también es un plan fijo: vídeo, entreno y rueda de prensa. A las 13.30 va a buscar a una de sus hijas al colegio y tiene toda la tarde libre. "Aprovechamos para comprar o lo que sea, es el día de la familia" porque además, explica que ese día sus hijas no tienes clases extraescolares- hacen voleibol, inglés y piano-. El domingo también es más relajado, sale a tomar un vermú o si tienen alguna comida familiar, "luego a casa a estudiar si las niñas tienen deberes".

Viajes

Los días que el partido es fuera comenta que hace más o menos lo mismo por la mañana. En el autobús le gusta ir hablando con Patxi, el conductor, se lleva el ordenador y va adelantando la producción del vídeo "para ganar tiempo" y sino, se relaja. "Me duermo en cualquier sitio, bus, coche...hay que aprovechar las horas de sueño porque yo voy el sol", afirma. Y una cosa es segura, aunque llegue a las 6 de la mañana, a las 8 está en pie o para llevar a las niñas al colegio o al partido de fin de semana que les toque. Eso sí, esos días toca siesta, ríe. Cuando está de viaje otra de sus costumbres es que no sale del hotel, -"quien quiera venir a verme, que venga al hotel", responde-. Pasa mucho tiempo en su habitación, viendo internet o la televisión, leyendo el periódico o escuchando música relajado.

Le gusta mucho el arroz, los helados y las ensaladas, le da igual carne que pescado, es de los que no se achanta y come perro en Pekín o lo que sea típico. Tiene pendiente un viaje a Australia -"todo viene por Sydney 2000"- no ha ido nunca a Sudamérica, pero sí ha estado en Asia, África y casi todos los países de Europa y le gustaría hacer un safari por Kenya.

Siempre deporte

No tiene mascota, no suele leer libros, pero sí muchos periódicos, aunque ahora intenta leer alguno en inglés y escuchar atentamente la letras de las canciones para aprender. Le gusta conducir, mejor por la mañana. Es más de playa, de vacaciones en el Levante. Dice que su mujer le pide una semana de desconexión, aunque no siempre lo consigue. "Es difícil en esta profesión", a la que se ha dedicado toda la vida. El deporte siempre ha estado presente en su vida: "he visto y practicado de todo, baloncesto, tenis, frontenis, natación, pádel menos porque no puedo ser un elemento fijo de un grupo, no puedo comprometerme siempre un día a la misma hora", explica.

Incluso si no coincide el horario, ha ido a ver jugar al Real Valladolid y al Baloncesto Valladolid. Cita muchos nombres propios de esta ciudad con los que tiene buena relación, muchos incluso vecinos del barrio o compañeros de la cafetería: Aranzana, Paco García, Roberto González, Manzano, Mendilibar, Torres Gómez, Onésimo, Alberto López... Y entonces yo me pregunto: y los otros entrenadores, ¿tendrán también un ritual? ¿harán cosas tan normales? ¿cuáles serán sus manías, sus horarios? Habrá que preguntárselo.