El Cuatro Rayas trabaja para comenzar la segunda vuelta con victoria. FOTO: valladoliddeporte.es
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El Cuatro Rayas trabaja para comenzar la segunda vuelta con victoria. FOTO: valladoliddeporte.es
 |  Cuatro Rayas Valladolid

Se acabó el descanso

1 de Febrero de 2013
Escrito por
Guillermo Sanz
Los Hispanos lograron, aunque fuera por unas horas, que el balonmano se convirtiera en el deporte nacional de España. El parón había merecido la pena, la recompensa fue un brillante oro para hacer lucir la sonrisa de los españoles. Los flashes y las primeras planas ya se apagaron, y los jugadores deben cambiar sus trajes de luces por el mono de trabajo para ponerse manos a la obra. La competición doméstica vuelve a escena. Las medallas se quedan en casa y en el recuerdo, pero la Liga no espera y el espectáculo debe continuar. 


El Príncipe de Asturias no hospedará este fin de semana ni a Sterbik, ni a Aguinagalde, ni a Valero Rivera Jr., pero el encuentro que enfrentará el sábado (19.00 horas) al Villa de Aranda y al Cuatro Rayas Valladolid, desprende una sabrosa fragancia a balonmano del bueno. La competición vuelve por la puerta grande, con un derbi con sabor a venganza. 


El conjunto arandino dio la campanada en Huerta del Rey mucho antes de que las uvas se pusieran encima de la mesa. El reloj adelantado de Magi Serra marcó la hora de convertirse en uno de los tapados de la Asobal, navegando por aguas relativamente tranquilas durante toda la primera vuelta. El deporte no entiende de lógica y el, a priori favorito, Cuatro Rayas se defiende por aguas bravas. El mundo al revés. 


La segunda vuelta da el pistoletazo de salida en Aranda y es el turno de hacer los deberes que quedaron atrasados en el primer round. El cuaderno de cuentas de Juan Carlos Pastor anota el número 12 como clave. Esa es la cantidad mínima de puntos que el técnico espera conseguir para salvar la categoría. Los dos primeros aspira a conseguirlos en un pabellón que apunta al lleno absoluto para recibir a un Cuatro Rayas que estará respaldado en su salida por los más de 200 aficionados que se desplazarán hasta la localidad burgalesa para reflotar al submarino amarillo. 


La ansiedad no está invitada a montar ni en el autobús del equipo ni en el de la afición. Se ha convertido en persona non grata en el seno de Huerta del Rey. "Debemos jugar sin ansiedad, como hemos hecho ante el Atlético de Madrid, aunque con responsabilidad", asegura Pastor, que espera que no sean sus pupilos los que más tarden en engrasar la maquinaria después de la pausa para el Mundial.   


El entrenador del Cuatro Rayas Valladolid reitera la importancia de la defensa en el asalto al Príncipe de Asturias. Una labor de grupo que requiere un esfuerzo por parte de todos: "Hay que correr para atrás. No hay que tener talento para eso, es cuestión de actitud y trabajo", declara. Dos llaves que serán necesarias para abrir la puerta acorazada del Villa de Aranda. Juan Carlos Pastor define al conjunto dirigido por Magi Serra como "un equipo aguerrido que, aunque ha sacado puntos en campos difíciles, se hace fuerte en casa", respaldado en una rígida defensa y en la luz que desprende el faro del equipo, Diego Camino. 


El que no formará en el Villa de Aranda será Hugo Garza. El extremo extremeño se lesionó el tendón rotuliano durante la pretemporada y será baja ante el Cuatro Rayas, como también lo serán por parte del conjunto vallisoletano, una vez recuperado Ávila, Óscar Perales y Yeray Lamariano. 


Pastor habló también sobre la juventud del equipo que dirige. Sus chicos son jóvenes, pero ya no son novatos y espera que en la segunda mitad de la Liga los callos conseguidos en la primera etapa de la competición comience a dar resultados: "Antes de veterano hay que ser recluta, y aquí todos hemos pasado por esa fase. En la segunda vuelta hay que empezar a hacer cosas", espera el técnico que sabe que los mejores yogures para dar el estirón se comen fuera de casa. Pastor pretende empezar a recoger los frutos de las semillas sembradas. 


La urgencia de conseguir puntos sigue presente y salir del cadalso del descenso, para colocar la soga en el cuello de otro, es una necesidad para relajarse y disfrutar de la competición, aunque para eso sea necesario meter el dedo en el ojo del vecino. La opción más salomónica y diplomática la ofrece el técnico vallisoletano: "Ojalá ganemos nosotros y nos salvemos los dos".