Rivales en la grada, pareja en casa

Eva Lucas, vallisoletana, 29 años. David Rodríguez, leonés, 27 años. Son novios y residentes en León. Es decir, rivales cuando se enfrentan sus equipos de balonmano, pero pareja en casa "con sus piques, pero sin que llegue la sangre al río". Así viven un derbi regional como el del sábado en Huerta del Rey: entre el amor y el odio. "Cada uno defiende su equipo y tira por los suyos, pero siempre con respeto", afirman.


David llegó al pabellón acompañado de la familia de su novia y se sentó, como un "infiltrado", entre la afición vallisoletana con una bandera de León. "Soy orgulloso de ser de León y no tengo por qué esconderme" asegura, pero reconoce que "se ha comportado bastante bien, me ha sorprendido que nadie me haya dicho nada", asegura, para después añadir "creo que al revés hubiera sido bastante complicado, habría alguna bronca", dice ante la idea de que un vallisoletano apareciese con su bandera en la grada leonesa. "Claro, porque la afición de aquí es más elegante", se apresura a aclarar Eva.


"La rivalidad siempre es buena, pero hay que saber comportarse, y no tener malos detalles como Castresana", añade. Eva ha abierto otro tema delicado entre ambas aficiones. "Es que el público le provoca", justifica David, aunque añade: "No es defendible ¿eh? No hay que perder los nervios, no se puede mezclar politica con deporte, son cosas distintas, cuando se mezcla, es cuando vienen los problemas", asegura.


A esta vallisoletana sus estudios le llevaron a la ciudad vecina hace 5 años, después su trabajo y ahora, su novio. Los amigos de David bromean con que haya acabado con una chica de Valladolid. "Cuando digo que soy de Valladolid me ponen malas caras al principio, pero luego te terminan conociendo", dice riéndose de las discusiones. "Son los tipicos piques de rivalidad entre ciudades, pero sana, sin problemas", apunta.


Respecto al partido, David reconoce que llegaba "con ganas de ganarles". "Sabía que no iba a ser fácil, pero no me esperaba este resultado (30-23), cuando perdíamos de diez goles era frustrante, sientes mucha impotencia", afirma.


Siempre que pueden, van a una ciudad o a la otra a ver los derbis regionales. Son rivales por unas horas mientras animan en la grada, pero lo dejan a un lado al llegar a casa. En esta ocasión, la tregua solo dura hasta el miércoles, que se vuelven a enfrentar en Copa del Rey.