Porras y Cacheda junto al resto de jugadores
Porras y Cacheda junto al resto de jugadores
Porras y Cacheda junto al resto de jugadores
 |  Mundial Júnior-Bosnia 2013

Plata para unos júnior de oro de muchos quilates

28 de Julio de 2013
Escrito por
Guillermo Sanz

La mala suerte parece haber provocado una desafortunada alergia al oro en la selección española júnior. Esta vez fue Suecia; antes lo fueron las extintas Yugoslavia y URSS o la nueva Rusia, por partida doble. Con Yugoslavia (1987), España (1989), Argentina (1995), Suiza (2001) o Bosnia como telón de fondo, la historia se ha convertido en un déjà vu para la Roja, que, con esta, ya son cinco las ocasiones en las que le quitan el caramelo cuando casi lo tenía en la boca. 





Pese a la derrota contra los suecos en la final, siempre uno debe apelar a uno de esos tópicos que aseguran que para perder una final primero hay que tener los arrestos suficientes como para llegar a ella. Plata parece, oro sí es, y es que no hay que olvidar que el currículum de esta generación es uno de los más envidiables de la historia del balonmano nacional. A sus espaldas dos finales mundiales, un oro y una plata continentales y mucho tiempo por delante para seguir sembrando éxitos. Una cantera de futuro en la que el Cuatro Rayas está representado con dos de sus diamantes en bruto: Gonzalo Porras y Pablo Cacheda, que fueron nombrados mejor pivote y mejor central del Mundial, respectivamente. 





Ni el vasco ni el gallego pudieron repetir su gran papel en la semifinales ante Croacia, donde el pivote anotó cinco goles y el central siete. Suecia se hizo mayor muy pronto y, tras un mal inicio de España el marcador lucía un 5-10 que ponía el partido muy cuesta arriba para los hombres de Alberto Suárez. Fue entonces cuando salió la afamada "Furia Española", logrando recortar la renta nórdica a dos goles (10-12) cuando el partido llegó al tiempo de descanso. 





Tras el paso por el vestuario, los júnior continuaron centrados en la remontada hasta llegar a igualar la final (17-17). La marca España había renacido para seguir a remolque de los suecos, a su rebufo, esperando el momento en el que coger la batuta del partido. 





Con 19-20 luciendo en lo alto del Olympic Hall de Sarajevo llegó la condena de España. Juan Fernández y Alex Dujshebaev vieron la señal de los dos minutos casi de manera simultánea, dejando a España en doble inferioridad. Los suecos comenzaron entonces a construir una medalla de oro como si de un mueble de Ikea se tratara, con Andread Berg como carpintero jefe. Tres goles suyos pusieron un lastre demasiado pesado sobre los hombros de los júnior de oro, dejando en anecdótica la tercera exclusión de Anton Lindskog. La herida era mortal y Suecia terminó colgándose la presea dorada tras cerrar el partido con un 23-28 que vuelve a dejar los labios con sabor a miel. 





Los "vallisoletanos" dejaron para las estadísticas de la final tres goles; uno para Porras y dos para Cacheda. Unas estadísticas que no empañan el valor de su juego en el papel de la selección nacional, donde se han convertido en dos piezas importantes. El pivote ha contribuido con 23 goles en poco más de tres horas sobre el parqué, mientras que el gallego ha sumado 27 en casi cinco horas de juego, convirtiéndose en una de las picas de Suárez con que ha disfrutado de más minutos, junto a Solé, Víctor Sáez o Dujshebaev. 





Oro, plata o bronce, la mejor lectura es que España tiene un futuro bañado en un metal precioso y el Cuatro Rayas tiene en sus filas dos lingotes de muchos quilates.