Lucha por la supervivencia en Pamplona
El hambre de victoria empieza a hacer rugir en el estómago del Cuatro Rayas Valladolid. Tras cinco jornadas deambulando por el desierto de la Asobal, sin un pedazo de maná que sirva de recompensa al trabajo, las tripas piden el turno de palabra, y lo hacen con urgencia.
Para llenar la barriga, los hombres de Juan Carlos Pastor deberán disputarse el pan con otro desnutrido Carpanta de la competición, el Helvetia Anaitasuna. Los navarros, como los vallisoletanos, siguen sin probar las mieles del triunfo en lo que va de temporada. Barcelona, Ademar, Atlético de Madrid, Naturhouse, fueron los cuatro primeros cocos servidos en el plato del Anaitasuna, con Guadalajara como postre. La cuenta del festín se saldó con cero puntos en su casillero.
Pastor, que confía en sacar al equipo adelante, tiene ante sí la posibilidad de rascar en el Pabellón Anaitasuna dos puntos que separe los caminos de vallisoletanos y navarros. El equipo de Aitor Etxaburu se ha reforzado con hombres con experiencia como Novelle o Meoqui, para dotar de masa muscular y materia gris a un proyecto en el que jugadores como Nadoveza, Borragán o Reig se encargan de dar problemas a sus rivales.
El Cuatro Rayas tendrá que superar dos barreras en Navarra: una, la de seis hombres que propondrá Etxaburu, y otra, la psicológica. Ambas se pueden derribar si los pupilos de Pastor juegan con alegría y creen en lo que están haciendo y, sobre todo, si sobre la cancha se pone en práctica lo trabajado en los entrenamientos, porque, a juicio del entrenador vallisoletano lo que se entrena no se lleva a efecto en la competición.
El siguiente punto a tratar es la minimización de errores y la prioridad de encontrar el jardín zen en el que hallar el punto de concentración, experiencia, de ir hacia adelante. Una victoria plantaría un pequeño oasis de paz en el seno del Cuatro Rayas. Una necesidad para evitar nerviosismo y la presión, que está afectando a la gran mayoría de los jugadores, reconoce el técnico.
Para evitar que la ansiedad se convierta en su jugador número ocho, Pastor pide apoyo y comprensión para afrontar una situación que es nueva en el club vallisoletano. En los últimos años la cuerda se ha tensado mucho y eso tiene el riesgo de que se puede romper, como está sucediendo. Hemos empezado la campaña con once bajas y con la necesidad de contar con gente muy joven, sin experiencia en Asobal, por lo que hemos adelantado etapas de formación y aprendizaje, explica el técnico, que espera que se sume a su curso intensivo un nuevo alumno (Jorge García Vega puede ser el próximo en subirse a la nave amarilla) que pueda ayudar desde el minuto cero.
Al hilo del apoyo y la comprensión que reclama, Pastor recuerda que no se le ha dado importancia a nada de lo que hemos conseguido y que el equipo no ha sido correspondido por la sociedad en proporción al trabajo realizado. Por eso y tras advertir que esto no es una máquina de hacer churros, ha pedido a los aficionados que la presten sus fuerzas cuando haya que ordeñar a las vacas flacas, porque, al fin y al cabo
el apoyo también juega los partidos, y a veces incluso les gana.