Marko Krivokapic dice adiós al balonmano. FOTO: Mariano González
| Cuatro Rayas Valladolid
El adiós del gigante balcánico
21 de Mayo de 2013
Físicamente no era el mismo que desembarcó en Huerta del Rey hace cinco temporadas. Las lesiones han forzado la jubilación de Marko Krivokapic, después de 21 años jugando al balonmano de manera profesional. Un lateral mucho más maduro que aquel chaval que empezaba a destacar a principios de los 90 en el club de su Senta natal. Cada año una cana, y cada lesión una etapa menos para la retirada.
"He sufrido muchísimo este año. Me retiro por mis problemas físicos. Mi cuerpo ha dicho basta. Después de mi operación de rodilla pensé en retirarme, pero me recuperé. Todo lo que he jugado desde esa intervención ha sido un regalo para mí", reconoce el balcánico. Un regalo que devolvió a la afición vallisoletana al poner su granito de arena en la Recopa de Europa levantada en 2009; uno de sus recuerdos más felices desde que llegó a Valladolid procedente del Balonmano Aragón: "Aquí he ganado mi único título europeo. He pasado cinco años fantásticos. Cuando vine, mucha gente me decía que me equivocaba, porque venía a un club que se exige mucho, pero siempre me he sentido muy a gusto aquí", asegura.
Toda una vida como deportista profesional. Primero la natación, después el balonmano. Un equipaje demasiado pesado para el cuerpo de este veterano que estaba entrando en una fase de "autodestrucción del cuerpo", como lo define él. Un final que el lateral tenía meditado hace tiempo y que le hubiera gustado compartir en otras circunstancias: "Esta decisión la he tomado hace mucho. Estaba esperando el momento adecuando para decirlo. Esperaba a que nos salváramos, no lo hemos conseguido aún. Nos queda un partido", afirma, a la vez que muestra la confianza de que el equipo se mantendrá en la élite la próxima temporada: "Este es un gran club que se merece estar en Asobal. Yo confío en este equipo y creo que puede estar arriba, que es donde se merece".
Ahora, la vida de Marko Krivokapic dará un giro. El serbio asegura que tiene "algunas opciones de trabajo", pero que la decisión deberá esperar: "Lo voy a pensar más adelante. Lo más importante ahora es descansar, porque ha sido un año muy duro mentalmente, pero físicamente he sobrepasado el límite", afirma. Una nueva vida que espera que esté ligada al balonmano -ser la mano derecha de Pastor en Hungría es una de las posibilidades que entran en las quinielas-: "Los deportistas sabemos poco fuera del deporte. Lo más fácil sería trabajar en algo vinculado con el balonmano", declara.
Dentro o fuera del deporte que ama, lo cierto es que a Krivokapic le costará situarse en un rol que no pise el parqué: "Por ahora no me siento muy raro, pero dentro de tres o cuatro meses, cuando los demás entrenen, voy a tener ese gusanillo. Ahora mismo necesito unas vacaciones, pero lo primero y más importante es que ganemos el sábado". Un partido para sellar la permanencia con la que brindar por la nueva vida del gigante de los Balcanes. Una medalla que prender del pecho del serbio, por lo servicios prestados durante cinco temporadas que ha vivido con más luces que sombras. Un finiquito como jugador que Marko quiere firmar compartiendo una alegría con todos los que le han acompañado estos años, a los que ha querido mostrar su gratitud.