Raúl Entrerríos, con su camiseta blaugrana. FOTOS Jonathan González
Raúl Entrerríos, con su camiseta blaugrana. FOTOS Jonathan González
Raúl Entrerríos, con su camiseta blaugrana. FOTOS Jonathan González
 |  Cuatro Rayas - Barcelona

Camiseta blaugrana, corazón amarillo

19 de Noviembre de 2010
Imagen de itorres
Escrito por
Iñigo Torres

Guillermo Sanz


La grada del Huerta del Rey vibra cada semana con los hombres de Juan Carlos Pastor, pero este miércoles, a orillas del Pisuerga, la afición del equipo amarillo rugía con más intensidad si cabe por el trío de viejos amigos que llegaron a parqué de Huerta del Rey desde Barcelona: Raúl Entrerrios, Iker Romero y Albert Rocas.  


Suerte desigual para los invitados a la fiesta del balonmano. Mientras que Entrerrios y Rocas pueden presumir de haber dejado un buen sabor de boca en el exquisito paladar vallisoletano, Iker Romero dejó un regusto a hiel en la afición pucelana. Los silbidos del graderío cuando Romero fue nombrado durante la presentación previa de los jugadores sólo es comparable al desquiciante sonido de las vuvuzelas que resonó en los campos sudafricanos durante el Mundial de Fútbol.


El público es solemne y, como tal, dictó sentencia desde el momento en el que el `speaker´ narraba los dorsales de los jugadores blaugranas. El vitoriano fue castigado por un público con memoria prodigiosa que no olvida el poco respeto que el diestro mostró a los seguidores del equipo amarillo cuando la cartera del diestro preparó su desembarco en León.


Pero lo cierto es que el lateral vasco vivió la sufrida victoria de su equipo desde el banquillo. El motivo por el cual Romero no pudo rendir cuentas ante su antigua afición se debió a una "decisión táctica" de Xavi Pascual. El entrenador blaugrana estimó que la defensa vallisoletana no era la más propicia para dar protagonismo a su jugador. Una decisión que evitó sazonar con más picante a una bravía afición vallisoletana.


Buenos recuerdos


El partido comenzó con uno solo de los ex amarillos en el septeto titular. El afortunado fue Albert Rocas. El de Parlafurguell comenzó siendo una perla zurda que llamó la atención de Juan Carlos Pastor cuando todavía era un juvenil que destacaba en tierras catalanas. La madurez que adquirió a las órdenes del "maestro" le valieron para volver a su tierra natal como una estrella en ciernes.


El 26 blaugrana guarda un buen recuerdo de su mentor en la Asobal: "Yo le tengo que agradecer todo. Ha sido mi padre deportivo y siempre le tendré el agradecimiento más profundo, porque apostó por mí cuando nadie más lo hizo". Eso sí, como estrella dejó una estela de buenos recuerdos durante los tres años que moró la ciudad del Conde Ansúrez. "La verdad es que tengo mucho cariño a la afición de aquí y creo que ellos también después de siete años. Para mí es como una segunda casa en la que he vivido mis primeros triunfos profesionales", manifiesta el girundés. 


Raúl Entrerrios no vivió su noche más brillante como profesional. Tal vez el apego del asturiano por Valladolid propició que decidiera dar una pequeña e infructífera ventaja a los locales. El central apenas entró en juego durante el primer periodo y atesoró dos exclusiones que condicionarían su juego durante el resto del partido. No obstante el central completó el encuentro, incluso llegó a sumar un tanto a su cuenta goleadora, que, por respeto a una afición que le había rendido un sentido aplauso, no celebró: "Aquí la gente siempre tiene agradecimiento para los que hemos estado luchando por este equipo. Es algo recíproco porque estamos agradecidos con el trato recibido", afirma Entrerrios. Para el de Gijón volver a Huerta del Rey es siempre una buena noticia: "Siempre que vuelvo a una pista en la que tengo buenos recuerdos es un partido muy importante".