Momento de ataque del Cuatro Rayas. FOTO: @Caja3BMAragón
| Liga Asobal
38-36: Metamorfosis incompleta
30 de Marzo de 2013
El equipo vallisoletano desembarcó a orillas del Ebro con el desconcierto lógico de un viaje fluvial. Lo primero que vieron los pupilos de Pastor cuando levantaron la vista fue un equipo que había cambiado su túnica ritual habitual por la reservada para los viajes. Pese a cambiar el naranja por el negro, la identidad maña no se oscureció con la permuta de casaca y saltó al parqué con la fuerza de un toro zaino, embistiendo desde el primer momento en el que el Cuatro Rayas sacó el capote de la maleta. Félix hizo la primera tentativa inaugurando el marcador, y Demetrio Lozano golpeó por partida doble, evitando que los castellanos se acomodaran en el campo de la ventaja (2-1).
El equipo maño se empezó a gustar demasiado pronto y todos quisieron probar la botella que había descorchado Demetrio Lozano, dando sorbos largos, compartiendo pocas gotas con el Cuatro Rayas, que vio cómo la sed se multiplicaba (7-3). En poco más de seis minutos el equipo de Mariano Ortega había obligado a Pastor a pedir una tregua para intentar desliar la maraña en la que sus hombres se había enredado.
A renglón seguido, Alex Dujshebaev anotó, dejando la sensación de que la hogaza castellana era pan comido. Fue un error, la miga era dura y cuando la corteza ya estaba roída, los aragoneses se percataron de que lo que había debajo era materia para dentaduras preparadas. Desde el pivote, el Cuatro Rayas se empezó a hacer fuerte y con un sprint prodigioso se puso a la altura de su rival (9-9), con Gonzalo Porras bombeando oxígeno a las piernas amarillas.
Cuando mejor pinta tenía la cosecha de Pastor, llegó la sequía para quitar color al campo. Un gol en cinco minutos permitió al Balonmano Aragón volver a coger los mejores asientos para disfrutar de la bacanal goleadora en la que se había convertido la primera parte del encuentro (14-10), con Álex Dujshebaev consumiendo las tinas que prestaba a la causa Gonzalo Porras, que anotó siete goles en los 30 primeros minutos.
A partir de ahí, zaragozanos y vallisoletanos repetían sombras ante el espejo, como los boxeadores. Si Vigo recuperaba un balón, Ávila hacía lo propio acto seguido; si el omnipresente Vigo lanzaba a la madera, Eilert repetía, siguiendo los pasos de su rival, que le sacaba un par de zancadas de ventaja.
Probó suerte Pastor cambiando el dorsal de la portería. Lamariano no logró sumar ninguna parada en el primer periodo y Héctor Tomás no tuvo mejor suerte en los minutos de los que dispuso sobre el parqué del Príncipe Felipe. Molina devolvía la renta de cinco goles al zurrón maño (20-15) y, en la recta final del primer acto, el Cuatro Rayas se aferró a la vida con parcial de 2-4 (22-19).
La metamorfosis kafkiana del Cuatro Rayas continuó gestándose en los primeros compases del segundo periodo. Peciña golpeó primero, Krivokapic después y por partida doble: gol y exclusión. Aún en inferioridad, el elefante continuó haciendo estrados en la cristalería de Mariano Ortega, que no logró poner un cepo al paquidermo amarillo con un tiempo muerto. César Pérez devolvía la ventaja al Cuatro Rayas (22-23); un estado de bienestar que no vivía desde la primera acción del encuentro.
Eilert, ya desperezado, comenzó a castigar la meta de Dani Arguillas y a hacer florecer los nervios en el equipo maño, que veía como unos puntos que en la parte norte del ecuador del partido parecían fáciles se ponían en franco peligro. La defensa estratégicamente adelantada por Juan Carlos Pastor quitaba el aire a los zaragozanos, incapaces de acercase a la meta pucelana. Carlos Molina, Sorli y Asier Antonio, con sus exclusiones, iban poniendo zancadillas a su equipo y allanando un poco el camino del Cuatro Rayas cuando el marcador brindaba un espectacular 31-31, con media parte aún por jugarse.
Este himno al gol lo cerraría el coro que contara con el mejor niño cantor y, en este caso Mariano Ortega tenía en sus filas al pequeño ruiseñor. Alex Dujshebaev demostró tener el gatillo más rápido de la Asobal y un gol suyo devolvió la ventaja al tejado aragonés (33-32), inalcanzable para un Cuatro Rayas que ya había gastado todas sus reservas y llegó vacío a los últimos metros del tartán. Entre Dujshebaev y Vigo se encargaron de poner tierra de por medio con tres goles de ventaja que hacían la cima de la montaña casi inalcanzable. Lo intentó Pastor pidiendo un tiempo muerto a poco más de un minuto del final con 37-34 luciendo en el marcador. El técnico vallisoletano, en busca del milagro, intentó insuflar oxígeno a sus sherpas, pero estos ya estaban asfixiados por el esfuerzo realizado.
Finalmente, el luminoso dejó de sumar con el 38-36; resultado de un partido en el que el Balonmano Aragón demostró tener más pólvora que un Cuatro Rayas que, pese a la derrota, mostró la cara luchadora de un corredor de fondo ante el reto de una maratón, dejando sobre el firme todo el sudor que sea necesario para atravesar la meta con los brazos en alto.
FICHA TÉCNICA
38.-BALONMANO ARAGÓN (22+16): Arguillas (p.), Sorli (4), Asier Antonio (-), Alex Dujshebaev (13, 4p.), Demetrio Lozano (4), Vigo (4) y Cartón (3, 1p.) -Siete inicial- También jugaron: Carlos Jiménez (p.s.), Edgar Penon (-), Camas (-), Del Valle (-), García Rubio (8), Postigo (-) y Molina (2).
36.- CUATRO RAYAS VALLADOLID (19+17): Lamariano (p.), Porras (8), Eilert (5), Fernando Hernández (5, 4p.), García Vega (2), Krivokapic (7) y Félix García (1) -Siete inicial- También jugaron: Héctor Tomás (p.s.), Peciña (5), Lacasa (-), Ávila (-), Bozovic (1), César Pérez Merino (1) y Víctor Alonso (1).
PARCIALES CADA CINCO MINUTOS: 5-3, 8-6, 11-10, 16-13, 18-14, 22-19 -Descanso- 23-23, 27-27, 31-31, 33-32, 34-32 y 38-36.
ÁRBITROS: Luque Cabrejas y Pascual Sánchez. Excluyeron dos minutos a Asier Antonio (Min. 17 y 45), Dujshebaev (Min.29), García Rubio (Min.31), Carlos Molina (Min.37), Sorli (Min.42), Cartón (46) por parte del Balonmano Aragón y a Ávila (Min.15 y 37), Peciña (Min.22 y 40) y a Krivokapic (Min.32), por parte del Cuatro Rayas Valladolid.
INCIDENCIAS: Partido perteneciente a la vigésimocuarta jornada de la Liga Asobal, celebrado en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ante 1.560 espectadores.