Ávila y Asier intentan detener a Gams. FOTOS: Mariano González
| Cuatro Rayas Valladolid
35-27: Goodbye Europa
3 de Diciembre de 2011
Goodbye, Au Revoir, Sayonara, Auf Wiedersehen, Arrivederci
Se puede decir en muchos idiomas, pero el significado no cambia: Adiós. Con la palma extendida y sacudiendo el brazo de un lado al otro. Así ha sido la prematura despedida del Cuatro Rayas Valladolid de su aventura en la EHF Cup, después de pelear como jabatos para levantar lo que parecía una losa inamovible una semana antes.
Las remontadas épicas se quedarán en el pasado. Esta vez la historia no dejó un recuerdo para la retina de los aficionados, no al menos para los que acudieron a la llamada de Huerta del Rey. No hubo milagro y el Cuatro Rayas pone el punto y aparte a Europa después de un partido que terminaron ganando por 35-27. Un marcador insuficiente que pedía a gritos una ventaja de 11 goles que se quedó en el camino.
El partido tuvo todos los alicientes necesarios para convertir la velada en un espectáculo. Pastor propuso sobre el pentagrama de Huerta del Rey una oda épica al balonmano. La exclusión de Musa cuando la gente todavía estaba sentándose en sus butacas, a los 25 segundos de partido, ayudaba a coordinar las corcheas y las redondas en una orquestada sinfonía en la que Cutura puso la nota que desafinaba. El balcánico, muy nervioso y fallón en el ataque, fue uno de los factores que impidieron poner la soga en el cuello al Gorenje Velenje en un primer periodo en el que su equipo dominó desde que el crono comenzó una agónica cuenta atrás, pese al alarde de calidad del que hizo gala Marko Bezjak, piedra angular de los eslovenos.
La pareja arbitral, esta vez sí, pitaba como falta lo que en el Red Hall pasaba inadvertido. Una ventaja para el Cuatro Rayas, que jugó durante 10 minutos con superioridad numérica. Un elemento aprovechado por los vallisoletanos para cerrar el primer periodo del partido con un parcial de 17-13 que dejaba encendida la llama de la remontada gracias a Sierra, que daba vida a los amarillos en cada jugada, y a Joli, una vez más de lo mejor de la escuadra de Juan Carlos Pastor.
El buen juego local pudo haber recibido una mayor recompensa en la primera mitad del partido si Nikcevic no hubiera pasado desapercibido para sus compañeros en muchas jugadas que podrían haber tenido final feliz de haber acabado en manos del montenegrino. Los extremos se estaban convirtiendo en dinamita pura para derrumbar el muro esloveno. Joli, con nueve goles, y Nikcevic, con siete, fueron los estiletes que Pastor necesitaba para dañar al conjunto de Tamse.
En el segundo acto, el argumento no cambió, los vallisoletanos siguieron controlando los tiempos del partido hasta que el tiempo les dominó a ellos. Rugía el pabellón cuando el marcador puso el 27-18. Quince minutos para el final de la eliminatoria y dos goles más de ventaja para rememorar días de sueños vallisoletanos y pesadillas lusas. Ese momento no llegó y la ansiedad apareció en escena para tocar con su varita a estrellas como Gurbindo, que no brotó para marcar diferencias cuando más lo necesitaba el equipo.
Con la tensión masticándose en la pista, las animadoras sacaron de sus casillas al delegado de la EHF, el francés Michel Caillet, que tuvo que llamarlas la atención en cada una de sus actuaciones por alargarlas más minutos de lo que el tiempo muerto dictamina. Un espectáculo en todos los sentidos que estiró aún más el desenlace de un partido que dejó un cerco de uñas mordidas alrededor de los asientos de Huerta del Rey.
Los locales lograron mantener la ventaja en una horquilla de entre 6 y 8 goles durante el último cuarto de hora y a los cinco minutos finales se llegó con un 31-23 que dejaba latentes las esperanzas amarillas. La machada llamaba a la puerta y era tiempo para valientes. A dos minutos del final apareció Krivokapic para condenar al espíritu de Oporto al olvido. El serbio fue excluido por protestar al colegiado una acción anterior cuando debería haber tenido los cincos sentidos puestos sobre el balón.
Su protesta dejó en inferioridad a los vallisoletanos con una insuficiente ventaja de nueve goles en el marcador, sirviendo así en bandeja de plata la clasificación a los eslovenos, que celebraron el último gol, cómo no de Bezjak, como si del pase a la final se tratara. El esfuerzo amarillo cayó en saco roto, no quedaban segundos para tantas esperanzas.
Colorín colorado este cuento de Europa se ha acabado y, como en los cuentos, el lobo no se comió a Caperucita. La desventaja de diez goles cosechada en Velenje fue suficiente renta para un equipo que demostró tener a un estelar Bezjak, acompañado por una comparsa de seis cumplidores jugadores sobre la pista, pero que seguirá luchando por la EHF Cup, mientras que los vallisoletanos deberán lamerse las heridas en las competiciones nacionales y pensar que, la temporada que viene, Europa vuelve, convirtiendo este adiós en un hasta luego.
FICHA TÉCNICA:
35- Cuatro Rayas Valladolid (17+18): Sierra, Asier Antonio (1), Krivokapic (4), Gurbindo (5), Ávila (1), Cutura (4), Nikcevic (7), Ángel Romero (2), Joli (9,5p), Eilert (2), Víctor Alonso (-) y Alexis Rodríguez (-).
27- Gorenje Velenje (13+14): Gajic (Zaponsek,ps), Melic (5,3p), Bezjak (5), Dolenec (5), Cehte (1), Musa (6), Simic (-), Gaber (-), Miklavcic (1), Golcar (1), Medved (3), Gams (-) y Dujmovic (-).
Parcial cada cinco minutos: 3-1, 6-5, 9-6, 11-9, 14-11, 17-13 -Descanso-; 20-15, 24-15, 27-18, 27-21, 31-23 y 35-27 (final).
Árbitros: Henrik Mäkinen y Göran Jonsson (Suecia). Excluyeron dos minutos a Asier Antonio (min.30 y 36), Ávila (min.41), Gurbindo (min.50) y Krivokapic (min.58), del Cuatro Rayas, y a Musa (min.1 y 10), Cehte (min.24), Bezjak (min.26), Golcar (min.29) y Gaber (min.38), del Gorenje Velenje.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vuelta de la tercera ronda de la Copa EHF, disputado en el polideportivo Huerta del Rey ante unos 2.500 espectadores. En los prolegómenos del partido, el Cuatro Rayas homenajeó al masajista del Real Valladolid, Joseba Aramayo, por su carrera profesional.