32-24: Vía libre para semifinales
Quique Domínguez no mira debajo de su cama con el temor de encontrarse con el Hombre del Saco o con el Sacamantecas. El técnico del Academia Octavio reza antes de meterse en la cama todas las noches para que en su cita con Morfeo no aparezca Juan Carlos Pastor para asustarle. Y, es que, el Cuatro Rayas Valladolid se ha convertido en un dolor de cabeza para el entrenador, que tiene en sus enfrentamientos con los vallisoletanos un episodio de pesadillas recurrentes.
La quinta mariscada que se meten este año entre pecho y espalda los castellanos a costa de los gallegos, vino marcada por los errores iniciales. Los vigueses no querían aprovechar los continuos fallos de los, en esta ocasión, morados, y los primeros compases del partido se convirtieron en una carrera de autos locos entre dos bólidos con aspecto de cuatro latas que no se habían adaptado todavía a la exigencia de la competición copera. Esa apuesta por ver quién era capaz de cometer más fallos en menos tiempo, la ganaron los vigueses por la sólida defensa 6-0, marca de la casa de Pastor, bien plantada en la retaguardia del Cuatro Rayas, que reducía las opciones del Octavio a lanzamientos exteriores.
Con el partido convertido en una oda al despropósito, pisó la pista Raúl Nantes para meter algo de ritmo a una balada triste. El brasileño reactivó a los gallegos, que desprendían más bravura que juego, y pidió paso para complicar la existencia al Cuatro Rayas. El empuje del carioca valió al Octavio para evitar que los vallisoletanos rompieran el partido. El dato se puede encontrar en el minuto 15, cuando los morados ya sumaban cinco errores desde los extremos. Lo que otros días son letales estiletes, en esta ocasión fueron espadas de juguete. Sin peligro para un veterano como Javi Díaz, que resoplaba una ocasión tras otra, incrédulo por lo que estaban fallando los goleadores pucelanos ante su arco.
El panorama no pintaba bien si las diferencias no se dilataban. Tanto es así, que Pastor sentó a Nikcevic y soltó la correa de Félix García. Un toque de atención para el balcánico, ausente en la primera mitad, extrapolable al resto de jugadores. Oído cocina y pico y pala dispuestos a trabajarse una victoria que no se vendía barata, menos aun cuando Polakovic cayó sobre la rodilla de Asier Antonio. El irundarra se retiró y el fantasma de las lesiones volvía a volar sobre la cabeza de Pastor.
Sin Asier sobre el parqué, los vallisoletanos cavaron una zanja de tres goles que les separaba de los vigueses, pero el espíritu de guerrero celta del Academia Octavio apretó para llegar al descanso con vida. Un gol separaba a ambas escuadras cuando el crono llegó a los cuatro ceros (13-12) y tiempo para olvidar.
Menos fino anduvieron los gallegos en la reanudación. El tiempo trajo el cansancio para los jugadores de Quique Domínguez. Para todos menos para Nantes. El ex del Ademar se lució ante posibles novias que le pudieran salir en el escaparate de la Copa. Su docena de goles (la mitad de los marcados por su equipo) fue el tramo de mayor pendiente que tuvo que escalar el Cuatro Rayas.
Sólo en el último trecho del camino hacia las semifinales, los hombres de Pastor pudieron descoser la telaraña tejida por los vigueses. A falta de diez minutos para el final del partido se rompió la igualdad con una ventaja de cinco goles. Bombona de oxígeno para los morados y tramo de relativa relajación. El efecto colateral llegó para el Octavio, que terminó siendo un ratón en manos de un león juguetón. Los golpes se dirigieron sólo, a partir de ese momento, en dirección a un mentón. Hasta ocho llegó la diferencia entre ambos conjuntos. Demasiado castigo para un digno rival que aflojó en los momentos finales.
Los gallegos se vuelven a Vigo con la satisfacción del trabajo bien hecho. Los castellanos continúan su aventura en tierras alicantinas, como mínimo hasta el sábado.
FICHA TÉCNICA:
32. (13+19)- Cuatro Rayas Valladolid: Sierra (p.), Krivokapic (3), Romero (10), Gurbindo (6), Joli (3, 1p.), Cutura (-) y Nikcevic (4) Siete inicial- También jugaron: César (p.s.), Asier (-), Víctor Alonso (6), Eilert (-), Ávila (-), Tokic (-) y Félix (-).
24. (12+12)- Academia Octavio: Javi Díaz (p.), Dasilva (3), Moledo (1), Cerqueira (2), Vargas (-), Jabato (-) y Cerillo (1) Siete inicial- También jugaron: Chantada (p.s.), Nantes (12), Nando (-), Cacheda (2), olakovic (2, 1p.), Barbón (1) y Frade (-).
Parciales cada cinco minutos: 2-1; 4-4; 7-5; 9-6; 11-9; 13-12 -Descanso- 15-14; 18-16; 21-18; 24-20, 29-24 y 32-24 -Final-
Árbitros: Ríos Martín y García Mosquera. Escluyeron a Eilert y Nikcevic por parte del Cuatro Rayas y a Moledo, Dasilva, Jabato y Frade, por parte del Academia Octavio.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final de la XXXVII Copa del Rey, celebrado en el Palacio de los Deportes Infanta Cristina de Torrevieja, ante unos 800 espectadores.
Naturhouse, cerca de dar la sorpresa
El rival de los vallisoletanos en semifinales será un Barcelona que sufrió lo indecible para eliminar el Naturhouse La Rioja del vallisoletano Jota González. El conjunto riojano plantó cara a los azulgranas, mandando en el marcador durante muchos minutos gracias a las paradas del portero Jorge, y sólo la aparición de Rutenka y Nagy en los minutos finales evitó la sorpresa.