Partido de la temporada pasada en Huerta del Rey.
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 |  Cuatro Rayas

32-23: Esto no es Esparta

19 de Octubre de 2011
Escrito por
Guillermo Sanz

Si los  jugadores del Cuatro Rayas hubieran cambiado el amarillo de su casaca por una capa carmesí espartana en la primera mitad, nadie lo habría notado. La guardia personal de Juan Carlos Pastor realizó un auténtico despliegue físico en el Palau Blaugrana, donde volvió a mostrar su mejor cara mientras aguantaron las fuerzas, poniendo contra las cuerdas a los locales durante los primeros 30 minutos. 

El equipo amarillo salió con el modo avalancha activado, logrando sorprender al conjunto dirigido por Xavi Pascual durante los primeros compases del partido. El Cuatro Rayas no es un caramelo y, desde que el cronómetro empezó la cuenta atrás, quiso dejar claro a los blaugranas que deberían de sudar si querían sumar su décima victoria consecutiva, y así fue. El juego sin complejos de los amarillos obligó a emplearse a fondo durante la primera media hora a los locales, que basaron en la velocidad de sus contras y en los cañones de Cedric y Lazlo Nagy, su potencial ofensivo, secundado por un gran Albert Rocas. El ex del Balonmano Valladolid se convirtió en uno de los mejores del partido. 

Pese a la diferencia de calidad entre ambas escuadras, el primer periodo se convirtió en un interesante cara a cara en del que salió airoso el conjunto blaugrana por la mínima. Un sólo gol de diferencia (14-13) separaban a David y a Goliat. Si en ese momento los amarillos comenzaron a soñar con la épica fue, en gran parte, gracias a un inconmensurable Sierra, que mostró a la galería un brillante escaparate de paradas que dejó una ligera brisa fría sobre las nucas de los asistentes al Palau Blaugrana. 

Después de pasar por el vestuario la lógica comenzó a imponerse. El cansancio, el gran enemigo del equipo de Pastor cuando juega contra los gigantes de la Asobal, pasó factura a los visitantes. Un Barcelona muy ordenado dio un golpe de autoridad sobre la lona azul y empezó a enseñar los dientes. El conjunto catalán comenzó su lavado de cara en la portería, donde Saric sintió envidia de la actuación de Sierra y quiso su dosis de protagonismo, repeliendo una y otra vez los envites amarillos (10 paradas). Cada fallo vallisoletano era aprovechado por los blaugranas, que encontraron en Rocas (8 goles) y Rutenko (7 tantos) los guías de la victoria. 

Diez minutos les bastaron a los blaugranas para poner tierra de por medio en el marcador. Cuatro goles fueron mucha remontada para un equipo mermado por el derroche físico de la primera mitad. A partir de ese momento, al equipo de Pastor le tocó nadar a contracorriente. Las prisas llevaron a las imprecisiones y estas, a su vez, a una distancia excesiva que se dilató hasta los nueve goles de diferencia con la que terminó el partido (32-23). Demasiado castigo para los vallisoletanos, que pese a la gran actuación de Krivocapik, Romero y Sierra, no logró llevarse un mayor botín del Palacio Blaugrana. 

En la Ciudad Condal se puso punto y final a la racha de cinco victorias que atesoraban los amarillos. Lo hizo, con un castigo excesivo, a tenor de lo mostrado sobre la pista. El potencial del Barcelona Intersport permitió a los locales cosechar su décima victoria consecutiva, a costa de un Cuatro Rayas que le plantó cara mientras le duró el aliento.