Krivokapic. FOTOS: Mariano González
Krivokapic. FOTOS: Mariano González
Krivokapic. FOTOS: Mariano González
Defensa en grupo del golpe franco con el que terminó la primera mitad.
A Héctor Tomás no se le pudo pedir más.
César Pérez sufrió la contundencia maña.
 |  Cuatro Rayas Valladolid

31-36: Defensa de gelatina

10 de Noviembre de 2012
Escrito por
Guillermo Sanz
El Cuatro Rayas pudo sacar la cabeza para tomar aire con dos puntos de oro, pero se quedó sin fuerza para seguir nadando hacia la superficie. Ante el CAI, el conjunto de Juan Carlos Pastor mostró dos caras. En la primera parte parecía un submarinista experimentado, capaz de bajar hasta lo profundo de la fosa de las Mariana en apnea. Cuando esta coraza desapareció salió a flote la imagen del novato sobre las aguas, dejando todas sus fuerzas en cada brazada, pero avanzando a tirones. 



La primera cara, la del scuba, empezó dominando cada respiración que daba el partido, con Ávila como jefe de la defensa manejando el tempo. En los primeros compases, el Cuatro Rayas ataba en corto al CAI. La calma daba un comodín al conjunto vallisoletano, que con orden afilaba su cuchillo para meter tajada a su rival de la mejor manera posible, desactivando su principal arma: el contraataque (7-4). 


Cuando Ávila necesitó un respiro el equipo empezó a mostrar sus puntos flacos y los maños, con Vigo como llave de paso, aprovecharon un parcial de 2-6 para volver a entrar en una fiesta a la que habían llegado tarde y en la que también estaba invitada la igualdad, que se convertiría en el centro de atención en los minutos restantes del primer periodo. 


Cuando los aragoneses alcanzaron a los locales (11-11), Pastor optó por hacer un alto en el camino para ver si volvía a pasearse sobre el parqué ese Cuatro Rayas dominador. Toma y daca se convirtieron en los protagonistas de la recta final. El equipo de Pastor llegó por delante (17-16) a la primera meta volante. 


 
En la reanudación, Demetrio Lozano fue la ley marcial dando, con dos latigazos consecutivos, la segunda ventaja del partido para el conjunto aragonés (18-19). El ex del Barcelona fue la piedra angular del equipo de Mariano Ortega y estuvo presente en casi todas las acciones de peligro del cuadro aragonés.  


Porras, Héctor Tomás y Eilert, que cuando coge confianza es una locomotora, se encargaron de mantener al equipo en el partido. El danés se convirtió en la pesadilla de un Kappelin que veía cómo sus mano eran de mantequilla ante los recados de Eilert. Una pesadilla desde los nueve metros de la que despertaban los maños cada cada vez que al   Cuatro Rayas le temblaba el pulso en ataque.


Cada pérdida amarilla era un parque de atracciones para los jugadores de Mariano Ortega. Rápidos como Speedy González cada vez que recuperaban un balón, no hacían ascos a los regalos amarillos para poner el cascabel en el cuello de su rival (24-26).


Los árbitros se encargaron de poner al fuego la olla de Huerta del Rey. La pareja andaluza sacó a pasear la tarjeta roja para mostrarle a Ávila el camino de los vestuarios. El universal protestó y la dupla no estaba para entablar diálogo con casi nadie, poniendo sal en la herida vallisoletana que cada vez era más grande (24-29) y la guinda a una actuación que no ocupara líneas en los manuales del buen arbitraje. 


A Héctor Tomás se le acabaron la ideas. Después de mostrar su catálogo de paradas, vio con impotencia cómo la naranja mecánica pisaba el campo que él había empezado a sembrar. Con cinco goles a su favor, los maños, con un Demetrio estelar, se encargaban de que el Cuatro Rayas escondiera rápidamente las orejas cada vez que hacia un amago de asomarlas (27-32). 



La cuesta fue demasiado para una moto con el depósito en la reserva. La efectividad del CAI fue una sentencia de muerte para un muro defensivo que comenzó siendo de hormigón y terminó siendo de gelatina. Con el partido completamente roto, el ímpetu del Cuatro Rayas por buscar la heroica dejó la cabeza de Hector Tomás con el precio marcado. Demasiado fácil para un CAI al que no se le había pasado aún la fiebre goleadora y que siguió rascando para hacer inútil el arreón final pucelano  (31-36). 




FICHA TÉCNICA


31.- Cuatro Rayas Valladolid: Héctor Tomás (p.), Porras (6), Félix (-), Eilert (9), Krivokapic (6), Víctor Alonso (4) y Ávila (1) -Siete inicial- También jugaron: Peciña (1), Fernando Hernández (3, 2p.), César Pérez (-), Megías (-), Bozovic (-) y Roberto Pérez (1). 


36.- CAI BM Aragón:  Kappelin (p.), Sorli (2), Asier Antonio (-), Dujshebaev (5), Demetrio Lozano (8), Casanova (3) y Cartón (3) -Siete inicial- También jugaron: Arguillas (p.s.), Vigo (5), Molina (1), García Rubio (5), Camas (-), Postigo (2) y Ros (1). 


Parciales cada cinco minutos: 3-3, 7-4,10-8, 11-11, 14-13, 17-16 -Descanso- 19-19, 22-21, 24-26, 24-28, 27-32 y 31-36.



Árbitros: Casado Fernández y Vera Ávila (Federación andaluza). Excluyó dos minutos a Ávila (Min. 22) y Krivokapic (Min. 44) por parte del Cuatro Rayas Valladolid y a Asier Antonio (Min 5 y min. 20), Sorli (Min. 28), Casanova (Min. 34) y Javier García (Min. 47)  por parte del CAI Aragón. Además excluyeron del partido por roja directa a Ávila (Min. 47). 



Incidencias: Partido perteneciente a la novena jornada de la Liga Asobal, celebrado en el Polideportivo Huerta del Rey ante aproximadamente 1.500 espectadores.