30-28: Romero endulza el adiós
Todavía no sabe si Atlético de Madrid y Cuatro Rayas llegarán a un acuerdo para seguir en Huerta del Rey, pero Ángel Romero tenía claro que se dejaría todos los trozos de piel que le queden sanos, después de una temporada en la que los defensores le han castigado de sobremanera, mientras el amarillo fuera el color de su camiseta. No es que fuera el mejor partido del valenciano, pero apareció con la manga pastelera, preparado para poner un dulce glaseado a un pastel de despedida con 43 apetitosos puntos que mejoran la cosecha de la temporada anterior. Tres goles suyos en la recta final del partido fueron el semáforo que desatascó un partido que parecía destinado a un penoso final.
Y eso que las cosas no empezaron mal para los de Pastor. Los parciales de los primeros diez minutos proyectaban una imagen más de un partido de solteros contra casados que de un partido de élite en el balonmano. El Cuatro Rayas dominaba el juego y el marcador, permitiéndose alguna floritura que hiciera las delicias de los pocos aficionados que retaron a calor del invernadero de Huerta del Rey para dar el penúltimo adiós a los jugadores que no seguirán el año que viene a orillas del Pisuerga, pero en un momento todo cambió. El baby San Antonio de Juanto Apezetxea mostró su cara más respondona, y firmó la factura del exceso de confianza de los vallisoletanos, dibujando un 7-7 en el marcador. Falsa alarma. Confianza fuera y vuelta a marcar el territorio. Eso sí, con menos fluidez que en comienzo del partido. Los dos goles de ventaja con los que los suyos se retiraban al vestuario (14-12), no espantaba la mosca que volaba detrás de la oreja de Pastor, consciente de que los navarros, pese a no contar con el grueso de sus extranjeros, no habían dicho su última palabra. No se equivocaba.
A los pupilos de Juanto les sentó bien la ducha en el tiempo de descanso. El orgullo del que hicieron gala llamó a filas a un pelotón encabezado por la soberbia dupla formada por Gedeón Guardiola y Reina. Los vallisoletanos luchaban con balas (Pastor volvió a contar con sus hombres de confianza) y los navarros con piedras, eso sí afiladas. Poco a poco, y con un derroche de coraje en cada pase, en cada lanzamiento y en cada rotación, el San Antonio le robó la cartera a su rival. Guardiola, ponía por delante en el marcador a los navarros (14-15), después de anotar un gol desde su propio campo. A la comedida angustia que sobrevolaba Huerta del Rey la terminó de alimentar Cutura. Gris despedida la del central serbio, que pondrá rumbo a Portugal la siguiente campaña. Una doble exclusión suya a cinco minutos de la reanudación dejaba en inferioridad a los de Pastor. Demasiado oxígeno para un equipo en plena efervescencia que no estaba dispuesto a renunciar a la sorpresa y que llegaba al ecuador del segundo periodo con una renta de cuatro goles (20-24), para desaliento de un poco inspirado Lamariano, incapaz de dar la réplica en la portería amarilla a un Luca Lucau. El ex del Cuatro Rayas fue un gigante entre los molinos.
Tiempo muerto de Pastor y vuelta a empezar. Sierra volvió a formar bajo palos y él sí fue capaz de chistar al angoleño. La sola presencia del onubense en el arco crea una esfera de intimidación de sus rivales, que se encontraron con una fortaleza imposible de asaltar. Poco a poco, y con un Guillaume Joli comprometido por la causa el día de su adiós, anotando en la cancha y animando desde el banquillo, la remontada comenzó a hornearse. Era el momento de dar la vuelta al pastel y Víctor Alonso y Nikcevic ya se habían puesto sus manos en la masa. El mensaje de Pastor a los menos habituales fue claro. No quería ningún pinche en su cocina, solo chefs de verdad. Sin nada en juego más que el orgullo, Tokic y Eilert fueron simples testigos del espíritu competitivo que el técnico busca en sus equipos.
Las distancias cada vez eran más pequeñas, y un gol de Alonso a cinco minutos del final del partido devolvía las tablas al marcador (27-27), después de remar a contracorriente durante la mayor parte de la segunda mitad. El partido pedía a gritos la determinación de un hombre que cogiera los mandos de la ruleta rusa que era la batalla entre vallisoletanos y navarros. Oído cocina. Romero se puso el delantal sin dudarlo, se puso entre los fogones y cocinó una victoria (30-28), la vigésima y última de la temporada. Un bonito broche para varios jugadores de la plantilla, como Nikcevic, Joli, Tokic o Cutura, que cierran así su aportación a la historia del Cuatro Rayas.
FICHA TÉCNICA
30.- Cuatro Rayas Valladolid (14+16): Sierra (p.), Víctor Alonso (5), Eilert (-), Krivokapic (2), Romero (6), Alexis (-) y Cutura (5) -Siete inicial- También jugaron: Lamariano (p.s.), Asier (-), Gurbindo (-), Ávila (1), Tokic (-), Joli (7, 5 p.) y Nikcevic (4).
28.- Amaya Sport San Antonio (12+16): Lucau (p.), Gedeón Guardiola (5), Mendegía (2), Meoki (2), Crowley (1), Reina (6) y Aguirrezabalaga (4). -Siete inicial- También jugaron: Amezqueta (p.s.), Jiménez (3), Peciña (1), Julen López (-), Víctor Álvarez (3, 1p.), Iriarte (1) y Miquele (-).
Árbitros: García Serradilla- Marín Lorente (Federación catalana). Excluyeron dos minutos a Cutura (min.34 y 35), del Cuatro Rayas, y a Crowley (min.15), Reina (min.31 y 38) y Meoki (min.48), del Amaya San Antonio.
Parciales cada cinco minutos: 3-1; 6-2; 7-7: 11-8; 13-11; 14-12 -Descanso- 15-17; 17-20; 20-22; 23-24; 27-27 y 30-28.
Incidencias: Partido perteneciente a la trigésima jornada de la Liga Asobal, celebrado en el Polideportivo Municipal de Huerta del Rey ante aproximadamente 1.200 espectadores.