25-26: Abonados al sufrimiento
Una cerveza fría se saborea mejor en un caluroso día de verano, un chocolate caliente en una heladora mañana de invierno y una victoria cuando ha sido sufrida. La magia del deporte se alimenta con resultados ajustados y partidos competidos, y de esto el Cuatro Rayas Valladolid anda sobrado. El reflejo de lo que Pastor lleva diciendo tiempo atrás está en cada pista que pisa el equipo vallisoletano; no hay un solo rival en la Asobal que no sea capaz de ganar a otro (una regla en la que no se incluyen Barcelona y Atlético de Madrid), o al menos, de ponerlos contra las cuerdas. Siguiendo esta afirmación, los paseos triunfales se borran casi por completo y el ARS Palma del Río dio fe de ello.
El partido, de inicio, siguió el argumento que buscaba Juan Carlos Pastor, poniendo el freno al ataque palmeño y aprovechando las contras rápidas para empezar metiendo el dedo en el ojo cordobés desde el primer minuto. La batuta estaba en las manos de los jugadores amarillos, que comenzó golpeando primero y más fuerte (3-1).
Los pupilos de César Montes ayudaban a cumplir el objetivo pucelano de llegar al parón liguero con una victoria que certificase su línea ascendente. El runrún empezaba a hacerse notar en el graderío de esa pequeña olla a presión llamada el Pandero ante las continuas pérdidas de balones de los locales. Cada error andaluz era un paso más hacia el patíbulo. Un camino que le había dibujado un Cuatro Rayas muy serio que supo reaccionar con oficio cada vez que empezaban a sentir el aliento palmeño en el marcador. Así del 4-5 se pasó en apenas cinco minutos al 7-11, que devolvía rápidamente la tranquilidad al pulso amarillo, gracias a su velocidad y a los lanzamientos desde los siete metros, que empezaban a hacer mucho daño a la coraza del Palma.
Fue entonces, a sólo una decena de minutos para que los árbitros indicaran el camino de los vestuarios, cuando algo cambió dentro de la cabeza del equipo cordobés. Primero apretaron el acelerador para acercar posturas con su rival (9-11), lo que obligó a Pastor a poner bandas sonoras en la carretera, pidiendo un tiempo muerto.
El ARS Palma aprovechó tres exclusiones casi consecutivas sufridas por el cuadro amarillo para arañar un puñado de goles (10-13). Sólo era el aperitivo del inesperado desenlace de la primera mitad que le esperaba al Cuatro Rayas. El espíritu Berserker se adueñó primero de Manu López, que repelió dos disparos desde los siete metros, y después de Luisfe. El de Puente Genil necesitó todos los dedos de una mano para contar las veces consecutivas que logró batir a Héctor Tomás, liderando un parcial de 6-1 que hizo las delicias del Pandero. Jesús Martínez, con dos tantos en la recta final, se encargó de dar un importante golpe moral al equipo pucelano que vio cómo su renta se había esfumado delante de sus narices (16-14).
Los hombres de Pastor tardaron poco tiempo en secarse del aluvión de agua helada que había caído sobre sus cabezas y retornaron a la cancha con el firme propósito de cortar la escalada cordobesa. Así, sólo necesitaron dos minutos para que el partido volviera a empezar de cero (16-16).
Lo que era un paraje bucólico en la primera mitad se había convertido en el escenario de una guerra a tumba abierta, con morteros volando de un lado a otro de las trincheras, en la que sobresalía la cabeza de Eilert. El danés, que cuando se sabe sacudir la presión da muestras de carácter y talento, se alió con Gonzalo Porras para intentar recuperar las riendas del partido, aprovechándose de un ARS Palma que dejaba mostrar su mejor cara de manera intermitente.
Porras y Víctor Alonso ponían el 22-24 en el marcador, con poco menos de once minutos de locura aún por jugarse. La tranquilidad no entra en el estilo de vida del Cuatro Rayas, y tras no saber sacar partido de una superioridad que hubiera allanado el terreno a los amarillos, Dublino apretó las tuercas y anticipó el empate a 25 con el que se llegaría al sprint final.
En el tiempo de los cañoneros y los sesudos, el ARS Palma pagó cara su inexperiencia en este tipo de encuentros. Los nervios se apoderaron de los palmeños y Eilert estaba con la guinda preparada para ponerla en lo alto del pastel. Un dulce toque final que instauraba el 25-26 con el que se cerró el encuentro. La potencia del nórdico dejó inerte el tiempo muerto que César Montes requirió a 80 segundos del final. Una cartulina verde enseñada a la desesperada fue la última bala del técnico andaluz para atacar los nervios del que fuera su maestro en los años como jugador del Balonmano Valladolid.
El marcador llegó al final de la cuenta atrás sin moverse, certificando el tercer partido del Cuatro Rayas sin conocer la derrota y con la tranquilidad de afrontar el parón liguero abriendo una pequeña zanja con los puestos de descenso. Ahora, los jugadores amarillos tienen hasta el 10 de noviembre, día en el que recibirán al Caja 3 Aragón en Huerta del Rey, para meter a remojo su mono de trabajo y tenerle inmaculado para continuar su racha ante el cuadro maño.
FICHA TÉCNICA
25.- ARS PALMA (16+9): Manu López (p), Vermirovsky (5, 2p.), Teixeira (-), Dani Hernández (-), José Carlos (1), Dublino (1) y Ruano (1) Siete inicial- También jugaron: Fuentes (p.s.), Luisfe (6), Martínez (3), Bustos (-), Moyano (5, 3p.) y Ortíz (3).
26.- Cuatro Rayas Valladolid (14+12): Héctor Tomás (p.), Félix García (3), Eilert (7), Krivokapic (2), Ávila (1), Porras (4) y Víctor Alonso (5, 2p.) Siete inicial- También jugaron: César Pérez (p.s.), Bozovic (-), Fernando Hernández (3, 2p.) y Peciña (1).
Parciales cada cinco minutos: 1-3, 4-5, 5-8, 7-11, 10-13, 16-14 Descanso- 18-17, 19-18, 21-20, 22-24, 24-25 y 25-26 Final-
Árbitros: Martín Franco y Fernández Fernández. Excluyeron a Andrés Ortíz, Teixeira y Jesús Martínez del lado del ARS Palma del Río y a Félix García, Víctor Alonso, Eilert, Ávila y Peciña por parte del Cuatro Rayas Valladolid.
Incidencias: Partido perteneciente a la octava jornada de la Liga Asobal, celebrado El Pandero ante, aproximadamente 800 personas.