23-31: Jota no da tregua al Cuatro Rayas

El Cuatro Rayas necesita un paracaídas para amortiguar cuanto antes la caída a la última posición. La sensación de vértigo de ver al equipo en la zona baja de la tabla debe ser parecida a la de un paracaidista cuando el suelo cada vez está más cerca y la traviesa mochila no quiere abrirse. Los sudores fríos comienzan a brotar por la frente, los nervios atenazan y hacen pasar alguna mala jugada. Así está el conjunto dirigido por Juan Carlos Pastor, bloqueado, con la tensión poniendo arneses a su rendimiento, incapaz de explotar sus virtudes.

No era el día de retar a la gravedad. Por Huerta del Rey corrían vientos huracanados y pensar en saltar parecía una locura. El Cuatro Rayas hizo un tiento al salto durante los primeros minutos del partido. Golpeó primero y dio una falsa sensación de tener maniatado a un Naturhouse perezoso que tardó casi cinco minutos en estrenar su casillero y uno sólo en dar la vuelta al partido (1-2). Primer aviso de turbulencias. 

La defensa vallisoletana se quedó sin pilas, empezó a parpadear y el centro de la pista fue una autopista para Capote que, sin marca, batió a Héctor Tomás para poner aire entre castellanos y riojanos (2-5). Sin embargo, el Cuatro Rayas parecía haberse tomado la tila que pedía Pastor cuando el marcador corre en contra y los latigazos de Eilert y Krivokapic ataban en corto a los hombres de Jota (5-6). 

El equipo de Jota jugó entonces la partida de Tetris perfecta, encajando una pieza en cada hueco que le dejaba la retaguardia amarilla. La musiquilla del juego empezaba a ser molesta para los vallisoletanos, que perdían el terreno ganado.  

Con Krivokapic desprendido del corsé del central, y con César Pérez en los mandos de la dirección del juego pucelano, el tinte cambió a claro. El balcánico se desmelenó con una tanda de lanzamientos que metió al Cuatro Rayas en el partido (9-11). Sin pareja de baile, el Naturhouse se repuso rápido en la figura de los cubanos. Paván y Capote apuntaron los misiles a territorio amarillo. No hubo resistencia al brazo armado riojano que comenzó un ajusticiamiento que llevó el marcador hasta su ventaja máxima hasta el momento (9-17). 

Con el orgullo en juego, las canas del Cuatro Rayas empezaron a brillar. Champú y suavizante. Fernando Hernández y Ávila se cargaron con el carro a los hombros para tirar de él. Un trío de goles de los veteranos volvió a coser el fino hilo de esperanza (12-17). Hasta de tres oportunidades dispuso el equipo de Pastor para seguir dando golpes a la coraza riojana, pero la precipitación y un acertado Jorge Martínez batearon fuera del campo una bola con poco efecto. 

Finalmente, Niko Mindegía se encargó de bajar el telón de una primera parte (12-18), que dejaban los puntos en el pico más alto del Everest, donde se necesita más oxígeno. Las bombonas las pusieron las exclusiones. Primero Thiagus Petrus y, a renglón seguido, Paván dejaron al Cuatro Rayas con cuatro minutos de superioridad bien entendida por los veteranos. Fernando Hernández, Krivokapic y Ávila dibujaron un parcial de 3-0 que metía al equipo y a la afición en el candelero (15-18).  

César Pérez, bajo palos, neutralizó la primera superioridad a favor de los riojanos. El canterano se hizo grande a la misma velocidad que empequeñecía al Naturhouse. Un sólo gol en los primeros diez minutos del segundo acto dejó un ligero aroma a Ribera de Duero en el pabellón (16-20). El olor del vino emborrachó al Cuatro Rayas. Los vallisoletanos coleccionaban errores, los riojanos excluidos, tres en cuatro minutos. 

En esta ocasión no jugó bien esa baza el equipo pucelano, que no logró rascar demasiado en un marcador que ya había vuelto a descascarillar el conjunto logroñés (18-24). Bozovic quería colgarse en medio del vaivén de excluidos una estrella en el pecho. No era día para tigres y sí para hormigas. El montenegrino se chocaba contra el muro una y otra vez. Hasta que Pastor devolvió los galones del central a César Pérez. 

Con el pistón a medio subir, el Naturhouse cortó por la vía rápida. Nada de torturas chinas ni de gotas malayas. En un abrir y cerrar de ojos, los pupilos de Jota pusieron la directa y se fueron hasta los diez goles de ventaja en el marcador (18-28), sacando al Cuatro Rayas del partido con algo más de diez minutos para hacer un lifting al marcador. Un ex de Huerta del Rey, Jorge Martínez, les retiró el bisturí rápidamente, lo que no impidió que el último parcial fuera a parar a manos locales. Un 5-3 anecdótico que mete los dos puntos en la maleta de Jota. Dos puntos con los que no se contaban en Huerta del Rey. Naturhouse y Cuatro Rayas no juegan la misma liga y el conjunto vallisoletano tendrá que poner a prueba la fiabilidad de su paracaidas la próxima semana en Cuenca. 

23.- CUATRO RAYAS VALLADOLID (12+11): Héctor Tomás (p.), Peciña (1), Eilert (1), Krivokapic (6), Megías (-), Ávila (2) y Víctor Alonso (4, 1p.) -Siete inicial- También jugaron: César Pérez Verdejo (p.s.)César Pérez Merino (1), Porras (2), Bozovic (1), Fernando Hernández (4, 3p.) y Lacasa (1).

 

31.- NATURHOUSE LA RIOJA (18+13): Jorge Martínez (p.), Mindegía (4), Arrieta (1), Tioumenstsev (6), Paván (4), Pedro Rodríguez (3) y Abrao (1) - Siete inicial- También jugaron: Gurutz Agunagalde (p.s.), Da Costa (3), Hugo López (1), Thiagus Petrus (4), Miguel Ángel Velasco (1), Darío Ajo (2) y Curuvija (-). 

Parciales cada cinco minutos: 1-2, 2-5, 6-9, 9-13, 10-17, 12-18 -Descanso- 15-18, 15-19, 17-23, 18-28, 20-30 y 23-31 -Final-

Árbitros: García Rodríguez y Fernández Pérez. Excluyeron a Víctor Alonso (Min 37) del lado del Cuatro Rayas Valladolid y a Capote (min. 1), Thiagus (Min. 31 y Min. 44), Paván (Min. 33), Víctor Hugo (Min.40 y Min. 42) y Mindegía (Min. 58)  por parte del Naturhouse La Rioja. 

Incidencias: Partido perteneciente a la decimoséptima jornada de la Liga Asobal, celebrado en Huerta del Rey ante, aproximadamente 1.8000 espectadores.