Lungarán y Mazaira dan la sorpresa
Emoción. Con esta palabra se podría resumir la 17 edición del Memorial Vida-Matarranz disputada esta mañana por las calles de Valladolid. Emoción por la propia carrera en sí y emoción por los sentimientos que se agolpaban en los corazones de los corredores al cruzar la meta.
A las once de la mañana las sirenas de los coches de bomberos sonaban dando paso a un emotivo minuto de silencio. Sesenta segundos, esta vez compartidos también, en recuerdo de Álvaro Paredes, alpinista vallisoletano fallecido recientemente.
Por delante diez kilómetros duros que iban a hacer las delicias de los corredores. Desde los metros iniciales el ritmo iba a ser endemoniado y la serpiente multicolor pronto se fue estirando. En la cabeza de la misma tres atletas marcaban la diferencia; Jesús Lungarán, Javier Sangrador y Miguel A. Pindado. No eran los favoritos de la prueba -más que nada porque los dos primeros no eran de la tierra- pero su cadencia sí que era la mejor.
Poco a poco iban aumentando las diferencias con sus perseguidores, juntos siempre juntos. Hasta que en el kilómetro 3, Lungarán decidió cambiar el rtimo. El de Mora de Toledo se veía con fuerzas y aprovechó el descenso en la Avenida del Estadio para marcharse en solitario.
Una vez por la Avenida Salamanca, el atleta manchego sacaba una buena ventaja a sus dos perseguidores merced a una velocidad media cercana a los 20 km/h. En el segundo repecho de la prueba, Sangrador decidió marcharse en solitario en busca del líder, pero la ventaja de unos 60 metros iba a ser insalvable.
Las fuerzas empezaron a flojear en las piernas de Jesús Lungarán al entrar en el último kilómetro -¿dónde están? ¿cuánto les saco? preguntaba- pero el aliento del público que se congregaba en las calles fue suficiente para llevar en volandas al corredor manchego que finalizó la prueba con un tiempo de 32 minutos y 47 segundos. Javier Sangrador ocupó el segundo cajón con un crono de 33 minutos y 16 segundos, mientras que Pindado acabó tercero cruzando la línea de meta en 33 minutos y 22 segundos.
Al terminar la carrera el atleta de Mora de Toledo definía la carrera como "muy rápida". Lungarán señalaba que " en el kilómetro 3 he visto que bajaban el ritmo y a mí me gusta correr a mi ritmo por lo que he decidido atacar". Respecto al recorrido apuntaba que "tenía un par de repechos duros y a cinco para el final me ha dado el flato y el último tramo se me ha hecho eterno".
El ganador de la XXXV Media Maratón de Coslada apuntaba también que su próximo objetivo tras su fichaje por el conjunto manchego de La Laguna es "hacer un buen crono e intentar ganar" en el Campeonato de Cross de Madrid.
Por lo que respecta a las féminas, Marta Mazaira se hizo con el triunfo con un gran tiempo de 39 minutos y 4 segundos, seguida de Laura Arrujas a 30 segundos y Reyes Gutiérrez quien cruzó la meta con un tiempo de 39 minutos y 44 segundos.
Pero uno de los momentos más emotivos de la prueba estaba aún por llegar. Todo el público que se congregaba en la recta de meta empezó a aplaudir a rabiar cuando un grupo de atletas se acercaba. La emoción se podía ver en la cara de los organizadores, público y los propios atletas.
Arropado por todo su equipo al completo, llegaba con un tiempo de 42 minutos y 41 segundos uno de los protagonistas de la carrera. El tiempo era lo de menos, nadie miraba el crono. Todos los ojos se centraban en un hombre. Llevaba el dorsal 572 y se llamaba Jesús Paredes.
El padre del fallecido alpinista vallisoletano Álvaro Paredes no podía ocultar su emoción al cruzar la meta. "Ha sido una carrera muy dura en lo sentimental, pero me ha ayudado estar arropado en todo momento por mi equipo. Siempre nos ha gustado mucho esta carrera". Paredes, entre lágrimas dedicaba unas palabras a su hijo. "Desde arriba me llevaba".