El 12 de octubre, y ya van 64, Carrera del Henar
Todo comenzó en el local de la Congregación Mariana de San Estanislao de Kostka de Valladolid, los llamados “Kostkas”, en la actual calle Itera. Cuando un pequeño grupo de chavales de entre 14 y 17 años, que por su edad necesitaban desarrollar su potencial de actividad y que estaban abriéndose a la vida, encontraron en el atletismo su mejor expresión y, de la mano de uno de los compañeros, Ángel, un poco mayor que ellos y que tenía unos elementales conocimientos de ese deporte que le permitía alzarse con la labor de entrenarlos, crearon un “Club de Atletismo” dentro de la congregación.
Medio en broma, medio en serio, al entrenador se le ocurrió un buen día del año 1959 la idea de llevar un ramo de flores, como prueba de devoción y amor, a una virgen que había en un santuario de una localidad lejana: la Virgen de El Henar y su Santuario. Guiados por ese impulso juvenil que lo quiere alcanzar todo y que no ve límites insalvables, aceptaron enseguida la sugerencia de esa locura, aunque se presentaba como un posible pero difícil reto, ya que la distancia a ese Santuario desde Valladolid era de 48 km.
Enseguida se pusieron a preparar esa carrera y pensar cómo se podría desarrollar: Habría que organizar la carrera en relevos, y eso suponía un problema de logística ya que se necesitarían vehículos para transportar a los relevistas. ¿Y cómo lo podrían hacer si en esos años ninguno de los posibles protagonistas tenía vehículo alguno? ¿Cuántos corredores se iban a querer apuntar a esa aventura? ¿Qué día se puede llevar a cabo la carrera para que puedan ir todos, sin desatender sus quehaceres diarios? Muchas preguntas y muchos problemas a solucionar para estos chavales ilusionados…
Y se fueron encontrando soluciones apropiadas a aquellos problemas. En primer lugar –y con una gran previsión de futuro- se eligió la fecha de celebración de la carrera en el día 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, por ser fiesta nacional y porque así se garantizaba que todos los años se pudiera celebrar en ese mismo día. Se estableció hacer tantos relevos como corredores se apuntaran, acomodando la distancia de acuerdo a lo que cada uno pudiera correr. Y puesto que ninguno podía aportar ningún vehículo, y echando mano de los anuncios en los periódicos, se alquiló una furgoneta DKW para transportar a los siete corredores que en esta primera edición decidieron participar en la carrera. Una furgoneta de carga, sin asientos, por lo que se tuvieron que utilizar unas sillas del local de la congregación para acoplar a los pasajeros en ese viaje.
Siete corredores: Ángel, Fernando, Roberto, Miguel Ángel, Juan Carlos, José Ramón y Rafa, en esa primera edición para una distancia de 48 km. con lo que de media cada corredor hizo alrededor de 7 km. ¡Todo un reto conseguido! Y una carga de ilusión y compromiso de ese grupo inicial, de ese “Club de Atletismo Kostkas”, que prendió la mecha de este fuego que sesenta y cuatro años después sigue latente y cuyos descendientes –entre ellos dos supervivientes de aquella primera carrera: Roberto y José Ramón- harán de nuevo el recorrido desde Valladolid hasta El Henar para, con la misma ilusión inicial, llevar un ramo de flores a la Virgen de El Henar