16 | Turismo y Deporte

Mi Titán Desert

Jorge Padrones | Marruecos
6 de Junio de 2012
Imagen de sgarcia
Escrito por
Sara García

Partimos de Madrid con algo de retraso, pero se notaba que era un avión lleno de ganas y de ilusión. El viaje en sí fue movidito y más aún el aterrizaje dado que en ese momento había una fuerte tormenta de arena. Cuando me bajé del avión y al ver las fuertes rachas de viento que nos azotaban, mi primera pregunta fue ¿Cómo vamos a andar en bici con este vendaval? Pensé mientras masticaba mi primera arena :)


Tras un par de horas de autobús, llegaríamos a nuestro primer campamento en el que por cierto, debido a la tormenta, teníamos un par de dedos de arena uniformemente distribuidos por toda la haima.


En este momento comenzaba lo que voy a llamar el estrés titanero. En los sucesivo días parecía que nunca terminabas de hacer cosas y siempre quedaba algo que hacer. La lista de ese primer día era bastante larga, verificaciones, montaje de bici, comprobación de ésta, primer briefing... con lo que hasta las 9 de la noche no eras libre para cenar, -teniendo en cuenta que a las 6 había que levantarse... no eran demasiadas horas-. Además, ese primer día en Marruecos cambiaban la hora, por lo que teníamos ¡una hora menos para dormir!


Y por fin llegó el deseado momento de estrenarse en la Titán. Allí estábamos bajo el arco de salida, con una etapa recortada en 40 kilómetros. Pese a que la tormenta ya había pasado, había dejado una zona de pistas impracticables y como se vería más tarde, tendríamos que dar gracias a ese recorte ya que a mí se me hizo una etapa dura, aunque fuera corta. Nada más salir, a los 2 kilómetros, se entraba en una zona de dunas no ciclable (al menos para los globerillos, porque Milton Ramos montó unas ruedas especiales con las que pasó las dunas montado) y de 4 kilómetros de largo. Esto fue más o menos una hora tirando de la bici mientras los pies trataban de no hundirse en la arena, y aunque no hacía mucho calor, nos hizo salir ya calentitos de esa primera toma de contacto con el desierto.


"Fue una buena manera de tomar contacto con esos paisajes cuasi lunares que nos acompañarían durante la semana".


En mi caso, además, bastante fundido ya que es un ejercicio al que no estoy nada acostumbrado, que unido a la emoción hizo que lo realizase con las pulsaciones bastante altas. Después, quedaban algo más de 70 kilómetros de pistas buenas en las que solo el viento molestó algo en algún momento, pero fue una etapa bastante asequible, con la única dificultad de la hora de las dunas.


Al llegar, volvía a empezar el estrés, ya que hay que ducharse, comer algo, preparar la bici para el día siguiente, la etapa maratón, preparar la mochila, briefing, etc etc... En mi caso opté por amarrar al manillar un pequeño saco y en el tubo diagonal atar con cinta americana una colchoneta de plástico de esas de playa que me diera un poco de confort durante la noche, ya que durante la etapa maratón dormimos todos en la misma haima grande y la organización no nos proporcionó colchón ni acceso a nuestro equipaje, por lo que es importante coger todo aquello que se pueda necesitar.


Segunda etapa


Salida de la segunda etapa, más de 100 kilómetros. Está claro que la única manera de ver a los Eras, Pinto etc para globerillos como yo es cruzarte al cargar agua (la organización nos obligaba a salir en cada etapa con un mínimo de 3 litros) porque en carrera el ritmo que llevan los de cabeza es impresionante, haciendo medias en torno a los 30 kilómetros por hora. Resulta un poco frustrante porque cuando tú estás pasando bajo el arco de salida puedes ver a lo lejos, en el horizonte, la estela de polvo que levantan los decabeza...


Esta segunda etapa disfrutamos un paisaje bastante uniforme, tramos de viento y sobre todo, lo que a mí y a otros compañeros con los que pude compartir impresiones, nos parecía una de las cosas más duras de la Titan: los tramos arenosos. Te rompen el ritmo, tienes que hacer el consiguiente esfuerzo para pasarlos montado mientras cada rueda intenta seguir un camino diferente, los pesos pesados directamente nos hundimos, y en muchos de esos tramos hay que bajarse y caminar unos minutos antes de volve a subir sin saber en cuánto tiempo vas a tener otro tramo igual -aunque claro, qué íbamos a esperar del desierto si no era esto...-


"La etapa no tenía demasiadas complicaciones y a un ritmo tranquilo conseguí acabarla sin estar demasiado castigado, después de haber pinchado 3 veces".


En algunos tramos ya hacía bastante calor, y desde el primer día algo no iba bien en mi cuerpo, mi estómago no estaba funcionando bien. La situación empeoraba y no me estaba permitiendo comer, por lo que sabía que mucho no iba a durar en esta Titan si no me alimentaba, pero aún así seguía intentándolo. Ese día al llegar no había duchas, tan sólo unos lavabos que fueron usados a modo de ducha improvisada. Había dos haimas donde dormir llenas de gente por el suelo, un ambiente curioso y la noche se prometía movidita, ya que entre tantas personas alguien siempre tiene que moverse.


Una cosa que me gustaría destacar es la belleza de algunas localizaciones elegidas para los campamentos, en este caso junto a una alta montaña que parecía un cráter volcánico y donde decían que se grabó la película de "La Momia", un bello paraje en el que siempre merecía la pena alejarse unos metros del campamento para contemplar los alrededores.


Después de tal y como imaginé, una noche movida, que en mi caso me llevó al baño mas veces de las qué me hubiera gustado, estábamos preparados para la salida de la tercera etapa, la más larga de la historia de la Titan, con 137 kilómetros, que transcurrirían por un terreno de media montaña que nos acercaba a la del día siguiente.


La etapa más larga


Para mí fue una etapa muy completa, ya que me pasó de todo. Comencé en un grupo bastante rápido para protegerme del fuerte aire de cara y de costado, hasta que en un giro dejé marchar ese grupo para poner un ritmo más tranquilo que no me castigase demasiado ya que la etapa se preveía larga.


"Disfruté en solitario, admirando los paisajes, llegando a oasis que rompían con el paisaje predominante y eran un soplo fresco para los ojos".


Al pasar por una aldea vi a un grupo de compañeros parados que parecía que dudaban el camino a seguir y me paré con ellos. La organización baliza el recorrido, pero es frecuente que los niños de las aldeas muevan las balizas a modo de juego, aunque a nosotros muy gracioso no nos parecía... Después de analizar la situación, decidimos tirar por uno de los caminos, que por cierto, a la postre, fue el equivocado.


Estábamos intentando encontrar el control de paso 2, cuando de repente pincho, di una voz a mis compañeros pero desafortunadamente no me oyeron, por lo que allí me quede solo, arreglando el pinchazo con parches porque no me quedaban cámaras. Después, a buscar el camino correcto yo solo y sin gps, por supuesto :) En total, hice unos 15 kilómetros de más y el control de paso estaba justo hacia el otro lado. Cuando por fin lo encontré, me di cuenta de que había vuelto a pinchar, por lo que tuve que arreglar cámara otra vez.


"Si tardas mucho en hacer las etapas, entras en una espiral imparable, tu cuerpo no tiene tiempo de recuperar, con lo que al día siguiente volverás a tardar mucho porque estas cansado".


Seguí por lo que definiría como uno de los terrenos más horribles para rodar con arena cada 100 metros y luego subidas en las que daba bastante el viento. Me di cuenta de que algo iba mal cuando vi como un local, de edad bastante avanzada, con una bicicleta de paseo bastante vieja y vestido con chilaba, me adelantaba por un camino paralelo. A partir de ahí, todo fue sufrimiento por llegar y paradas por los calambres. En total, casi 12 horas y casi 150 km cuando la etapa solo tenía 137.


Etapa reina


La cuarta etapa era la etapa reina, una etapa montañosa con paisajes de vértigo, aunque de la que yo no tengo muy buen recuerdo ya que ahí fue donde me tuve que bajar definitivamente porque me di cuenta de que no podía más. Estaba vacío, 3 días sin comer era mucho ya, a lo que se juntó la deshidratación. Subía a 6-9 km/h con las pulsaciones saliéndose del pulsómetro. Así no iba a ningún sitio.


Fue una decisión difícil y sobre todo dolorosa, ya que en cierta manera llevas mucho tiempo preparándote para esto para no poder acabarlo. Aunque a mí, por suerte, no me había pasado nunca antes en ninguna prueba.

"Cuando el cuerpo no funciona y dice basta, no hay nada que hacer y lo único que puedes conseguir es hacerte más daño".


En mi caso parece que el entrenamiento no había sido malo, ya que según el fisio no tenía las piernas muy cargadas, pero sin energía no se funciona. Quedaban dos etapas más, que a la gente se le hizo muy duro, incluso la última parece ser que no era ni mucho menos un paseo y la gente sufrió mucho hasta el último momento para conseguir el reto, aun con las fuerzas muy mermadas ya.


Ahora me vienen a la cabeza muchas imágenes, pero sobre todo me quedo con los paisajes lunares, la belleza de los oasis según te acercas, el momento de pasar por debajo del arco de meta y darte cuenta que has dado un paso más, la posibilidad de compartir ruta o tertulia con gente grande de este deporte, como David Etxebarría o el afable y divertido José Manuel Moreno, además de gente anónima que siempre te intenta echar una mano y de la que aprendes mil y una historias sobre su desafío o sobre su vida, cosas todas ellas que al final te enriquecen.


Gracias Manutoyota por toda tu ayuda para los novatos en esta aventura como yo y tu apoyo "in-situ", así como a todos los compañeros del Foro y todos aquellos que estuvieron a mi lado en la Titán, a mis compañeros de haima Tony y Ernest que eran como mi familia e hicieron que llegar a la haima fuera como llegar a casa.


"Esta gente hace grande y humana la Titan, ¡gracias chicos!".


También me gustaría destacar y agradecer el gran trabajo de la organización, con una logística que en mi humilde opinión, roza la perfección y desborda profesionalidad, pero sobre todo, los voluntarios que estaban repartidos por doquier, controles de paso, avituallamientos, coches escoba, servicio médico etc... En el lado negativo, el trato personal de algunos miembros de la organización, dirección, servicio participantes etc que no estaría de más que tuvieran un trato más humano porque cuando recurres a ellos suele ser porque tienes algún problema.


Volví en un estado bastante pobre y al día siguiente tuvieron que ponerme suero en Urgencias por la deshidratación y otras dolencias que todavía me rondan y de las que estoy intentando recuperarme, supongo que por forzar el cuerpo hasta su límite. Regresé de Marruecos con la idea clara de no volver y plantearme otros retos diferentes, ya que éste, aunque no lo he logrado al 100% ya me es conocido.


Aún con todo, he de reconocer que engancha y que las ganas de volver son proporcionales a los días que van pasando.... ¿alguien se anima? :) No me he vuelto a subir en una bici desde entonces, y la verdad es que ya tengo ganas de ver cómo me encuentro y plantearme algún reto más para esta temporada, si la salud me lo permite. ¡Se aceptan sugerencias!


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