VALS EN UN DÍA DE PERROS

David de la Fuente | Diario de un aficionado
21 de Enero de 2013

Las cuatro de la tarde de un domingo de partido y empiezo a prepararme para subir al campo que a las cinco tenemos partido ¡No me lo puedo creer! El problema viene ahora porque hace un día de perros. Frío, lluvia, viento. . . creo que ahora nos ha dado la tontería de llamarlo ciclogénesis explosiva, o algo así, vamos, lo que toda la vida se ha llamado eso, un día de perros.

Sin embargo, el equipo ha estado de cine. Han estado todos en el campo con una elegancia y una finura que parecía que el día era perfecto para jugar al fútbol. Tocaban el balón con la suavidad perfecta como si de un vals se tratara. La pareja de baile Rubio – Baraja ha estado impecable. Allí donde hacía falta estaba uno u otro, o los dos. Los cambios de juego que acostumbra el capitán con pases de cuarenta metros al pie desarmaban por completo al Zaragoza. En algún momento se le notaban el paso de los minutos, pero luego volvía a resurgir y a dar otro recital. La ovación de gala en el cambio nos ha salido del alma, y es que este es nuestro Javi. ¡Ah! Y aquellos que digan que necesitamos un medio-centro, que repasen el partido de hoy. Y es que el que vale, vale. Aunque no es por quitarle mérito, pero claro, es que jugar con el arquitecto al lado es más sencillo.

Y mientras el director de orquesta Rubio dirigía el juego, por otro lado teníamos a Fred Guerra y Ginger Óscar. Han bailado en el área del Zaragoza lo que han querido, ahora me voy por aquí, ahora salto y remato de cabeza, entro desde atrás y ni me ven, me muevo tan suavemente que soy imposible de coger; y todo esto con la pista de baile tan mojada y pesada que parecía imposible hacer los movimientos tal y como lo llevaban a cabo.

Pero como todo no puede ser perfecto, pues una vez más se nos ha encogido el corazón cuando Ebert se ha llevado la mano al muslo igual, igual, que el día del Madrid. Pase largo que va a por él en carrera y a media carrera ¡ay, ay, ay! Pero tranquilos, que el día estaba para alguien venido del frío, porque salió Larsson y se los comió a todos. Quizá otra cosa no, pero correr y luchar. . . y así, desde luego que nos conquista a todos.

Dicen que unos se divierten bailando, y otros viendo bailar; en ese momento la grada nos dimos cuenta e intentamos apoyar con nuestros ¡vamos Pucela, vamos campeón! O aplaudiendo, pero es que hacía tanto frío que cualquiera sacaba las manos de los bolsillos o se quitaba los guantes; y en esto que aparece la magia y adiós guantes, manos arriba con las banderas ondeando por el gol de Play Station que marcamos ¡Cómo se puede jugar tan bien al fútbol! Pase en profundidad de Rubio (esto que lo vean los que dicen que solo pasa para atrás), la para mansamente Bueno que se la cede a un espectacular Peña, que da el pase de la muerte a Óscar y ¡van nueve!

¡Vaya partido!, si estamos un poco más acertados repetimos el resultado del día que jugamos contra el Rayo. A ver, dejadme pensar. . . una al palo de Guerra, dos más que ha tenido Óscar, la de Larsson, el remate de Valiente, el tiro fuera del área de Rubio, que si pillamos el rechace. . . creo que me falta más de una; pero me da igual.

Tres puntos más, y cada vez más cerca de los 42. Es lo que importa y además, disfrutando. Da igual que haga malo, que truene, que haga frío, viento o lluvia, que haga un día malo, malo, malo. Iremos a veros bailar hasta el final. Iremos a Zorrilla todos juntos.

¡Vamos, que sacamos diez puntos al descenso! ¿Descenso? Quién ha dicho eso. ¡Vamos Pucela, vamos campeón!