Paco Ibañez
Paco Ibañez

GRACIAS PACO

Mariano González | Amigo y aficionado
21 de Marzo de 2013

La Federación de Golf de Castilla y León ha decidido que el trofeo que pergeñaste, y que tantos esfuerzos te costó, pase a jugarse en tu memoria desde la edición del 2013. Una responsabilidad más (esta sentimental) para tu amigo Angel Bermejo que en su momento decidió tomar las riendas de esa realidad que, temporada tras temporada, junta a los jugadores seniors de nuestra región.

El jueves 21 de marzo, en la comida que acompaña a cada prueba, te van a rendir un homenaje. Yo, que de todos los jugadores de golf de Castilla y León fui el que más tiempo tuvo de disfrutar de tu amistad, quiero unirme desde estas líneas.

Si me cabe algún mérito dentro del mundo del golf, éste es el de acercarte a la Federación. En los más de cuarenta años que gocé de tu amistad fueron muchas las cosas que aprendí de ti. Aprendí a escuchar a Cat Stevens y a Leonard Cohen, a conducir, a fumar puros -pocos pero buenos-, a beber calvados. Te empeñabas en enseñarme a gozar de lo poco y bueno, aunque mi tendencia natural siempre ha sido a la glotonería. Aprendí a viajar en compañía (practicabas como nadie el difícil arte de la cesión), aprendí a casi todo lo placentero de la vida, pero lo más importante es que aprendí a crecer y a mejorar como persona y a ser íntegro. No podía ser de otra manera, enseñabas con el ejemplo, aunque tu integridad te llevara inclusive a perder tu puesto de trabajo.

Siguiéndote en tus aficiones en el año 92 me zambullí en el mundo del golf y, desde entonces, nunca te agradeceré suficiente lo mucho que llevo enganchado a este deporte. No fui el único, muchos fueron los que con tu paciencia infinita conseguiste enganchar en la práctica del golf a base de sacrificarte tu. ¿Cuántas tardes te habrás tragado el “coñazo” de acompañar pacientemente a un principiante en vez de jugar la partida que por tu nivel de juego podrías disfrutar? Pero para ti era siempre la amistad antes que tu propio bienestar.

Poco a poco te fuiste deteriorando, aunque lo intentabas no podías. Al final el mal enganchando en tus entrañas ya no te dejaba salir de casa. Yo personalmente reconozco que fui capaz de acompañarte mucho menos de lo que se debe acompañar a un amigo, pero me atenazaba la idea de encontrarme con tu entereza. Hubiera sido mucho más fácil ver que te derrumbabas y consolarte, que encontrarme con tu dignísima manera de afrontar lo inevitable.

Gracias Paco. Me enseñaste muchas cosas. En el golf alcancé un hándicap aceptable, en todo lo demás siempre pensaré que te has ido demasiado pronto.